La sombra de una guerra se proyecta sobre la nación; en junio de 1847 Guzmán manifestó al jefe político del Cantón de Sayula su disposición para tomar las armas en defensa del país, esta solicitud fue comunicada a la Comandancia General quien le encargó la creación de una fuerza armada que denominó “línea del sur de Jalisco”.
Patrióticamente, suspendió toda crítica contra el gobierno de Santa Anna y éste le pidió que se concentrara con sus fuerzas armadas en la ciudad de México, Gordiano Guzmán era un hombre de casi 60 años de edad, cansado y agotado pero todavía con ánimo de defender al país. La respuesta positiva para desempeñar un papel de importancia en la guerra contra los yankees, le dio el reconocimiento de los grupos políticos y militares, que recordaban que siempre había sido un antiguo patriota.
Guadalajara, septiembre 29 de 1847.- Muy señor mío y compañero de mi aprecio: Con la mayor satisfacción he sabido por conducto del señor jefe político de Sayula, que no obstante la avanzada edad de Usted y los muchos quebrantos de su salud, luego que llegaron a su noticia los desgraciados acontecimientos de la capital, se ha resuelto abandonar la vida privada, para volver a tomar las armas en defensa de nuestra nacionalidad (…) Yo doy a Usted, a nombre de la patria, mis mas sinceros agradecimientos, con el ofrecimiento que le hace de sus servicios; aprecio estos en cuanto debo y los aprovecharé oportunamente comunicándole al efecto las instrucciones necesarias por el conducto oficial, para que comience a organizar la guerrilla del Sur de Jalisco, que con todo gusto y confianza, quiero que inmediatamente se encargue Usted de su mando (…)[1]
Juan Álvarez, viejo y enfermo se traslada también a la ciudad de México con su ejército de voluntarios reclutados en tierra caliente. Al final de la invasión, todos los jefes militares, incluido el presidente Santa Anna se acusaron unos a otros del fracaso de la defectuosa defensa a causa de no seguir adecuadamente las instrucciones recibidas. Al ejército suriano comandado por Álvarez y encuadrado ahí Guzmán, se le culpó de la pérdida de la batalla de Molino del Rey el 8 de septiembre de 1847. Los viejos insurgentes retornan a la paz de sus aislados territorios, con el alma despedazada, triste y atormentada por semejante tragedia, el país que tanto defendieron y por el que muchos habían entregado la vida, había sido cercenado.
[1] Carta del comandante militar de Jalisco, documento 51 en Gordiano Guzmán insurgente y federalista Secretaría de Cultura Jalisco, México 2005, pág. 118.
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