5. SIEMPRE ALERTA



Después de las administraciones de Iturbide, Supremo Poder Ejecutivo, Guadalupe Victoria y el relampagueante periodo Guerrero-Bustamante-Gómez Pedraza, el pueblo mexicano permanecía con las condiciones similares a la Colonia, con pequeñas diferencias político democráticas, mientras que las de índole económica seguían intactas beneficiando a las clases altas. El vicepresidente Valentín Gómez Farías, era el liberal exaltado que quería promover cambios, para empezar promulgó leyes que limitaban los privilegios de la jerarquía eclesiástica y de los oficiales del ejército. La reacción de los afectados no se hizo esperar y la lucha de facciones se reactivo. El presidente Santa Anna derogó esas leyes.




Gordiano Guzmán comienza a incitar a los pueblos del sur de Jalisco simpatizando con la reforma de Gómez Farías. La Secretaría de Guerra y Marina gira órdenes a la comandancia General de Jalisco para que degradaran a Gordiano y que según la conducta que observara, se le aprehendiera y desterrara a “las Californias”. Con la amenaza de destierro, Gordiano se retira huyendo hacia la sierra de Aguililla, en el estado de Michoacán, desde ahí seguiría actuando.
Entre septiembre y octubre de 1837 Gordiano estuvo en constante comunicación con Colima, Sayula, Zapotlán, Guadalajara, San Luis Potosí y Zacatecas, lo que preocupó al gobierno, que a través de intermediarios ofreció tratos ventajosos a Gordiano, él rechazó todo ofrecimiento. El pronunciamiento se inició el 1 de diciembre de 1837, en el Acta del pronunciamiento de Aguililla y Plan, aparte de mencionar el destruido federalismo y la sustitución de la constitución, en el artículo 5 denuncia:

Que la hacienda pública se ha hecho patrimonio de unos cuantos enemigos de nuestra libertad, dejando perecer sin auxilios a los beneméritos que han hecho servicios positivos a la patria.[1]

Durante la revuelta, muchos jefes rebeldes fueron capturados y ejecutados, el gobierno centralista buscaba capturar a Guzmán, pero la protección por parte del pueblo dificultó esa tarea; aquí un ejemplo de la percepción que el pueblo tenía de esa lucha desigual:

(…) el jefe de los pronunciados pide en Chila cuatro caballos prestados, los del gobierno piden veinte; en otra hacienda el primero solicita ocho, los segundos se los llevan todos; Guzmán pide en un pueblo algunos bagajes que le son indispensables, y si no lo hay, calla; en algún otro los piden también los centralistas y porque no se encuentran, tratan de llevarse consigo a las autoridades locales (…)[2]

Las autoridades de Michoacán con frecuencia invitaban a Guzmán a dialogar para lograr una paz favorable al gobierno en funciones. El gobernador, General Isidro Reyes antiguo jefe y compañero lo invita a replegarse al gobierno centralista y Guzmán le responde en una carta:

(…) ¿No se presentan a las perspicacia de usted, ni llegan a sus oídos las voces lastimeras de porción de hombres mujeres, entregados a la miseria, por haberles decomisado sus cortos patrimonios? ¿A dónde esta el apoyo de la parte indigente de nuestra república, que a lo menos la libertad de gozar los cortos emolumentos que adquieren con tantas fatigas? ¿A quién sino al gobierno se atribuirán los males, tanto facciosos, como morales, a que quedan propensas las familias en tanta confusión? (…)[3]

Mientras, el desplazamiento de las fuerzas de Guzmán hasta las localidades de valle zamorano, no dejaban de inquietar a las autoridades de Zapotlán y Sayula de que entrara en cualquiera momento a territorio de Jalisco. Finalmente, la fuerza militar centralista fue informada de que los federalistas de Guzmán se encontraban en Tamazula, y un destacamento de Zapotlán quiso sorprenderlos, pero no alcanzaron a llegar, pues ellos fueron atacados antes el 18 de septiembre 1838, los centralistas fueron completamente derrotados. Después los federalistas tomaron Zapotlán. Posterior a esa acción, el reporte de un testigo:

(…) y entró en Apatzingán el día 28, en donde fue recibido con entusiasmo y aun de pueblitos inmediatos venían los indios reunidos a saludarlo, presentándole ramilletes de flores.[4]

La campaña de 1838 en contra del centralismo dio a Guzmán reconocimiento en la tenacidad de la defensa del federalismo entre propios y contrarios. El 30 de julio de 1839 anuncia que deja las armas nuevamente, ya no era el veinteañero que se inició en la lucha de independencia. La calidad de vida que ha llevado hasta sus 51 años en 1840, las heridas de guerra, la insalubridad, la existencia solitaria en sierras, barrancas y costa, vivir prácticamente sobre la montura, la raquítica alimentación (cuando la había), las persecuciones, las inclemencias del clima y la presión emocional comienza a cobrar la factura al vigor y ánimo del líder guerrillero, sus dolencias lo agobian.



[1] Expediente 1249, fs 270-272 Archivo histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, citado en Jiménez Camberos Gordiano Guzmán insurgente y federalista Secretaría de Cultura Jalisco, México 2005, pág. 100.
[2] Crónicas de campaña, documentos 39 y 40 en op. cit, pág. 104.
[3] Expediente 1285, fs 369-370, Archivo histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional en op. cit. pág. 105.
[4] Crónicas de campaña, documentos 39 y 40 en ídem, pág. 103.

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