En el escenario de finales de 1810, surge el insurgente Gordiano Guzmán, que originalmente iba acompañando a su hermano mayor Francisco, quien decide seguir el ejemplo del cura Morelos y emprende la lucha en la región sur de la intendencia de Guadalajara, inicialmente no todo el sur de la intendencia, sino prácticamente el actual sur de Jalisco. Este personaje es poco conocido y aunque su contribución fue importante en esa lucha, se ha minimizado su papel; por otro lado la sociedad de su tiempo le acusa de bandolero y lo tacha de mulato asesino, incitador de indios. Innecesario es la referencia al color de la piel, pero si denota la discriminación que se tiene al personaje, por su origen e ideas.[1]
Que en la actualidad no se le conozca apropiadamente, mas que ingratitud es el resultado de nuestra herencia histórica, nuestro olvido es una muestra de la manipulación de quienes ostentaron el aspecto ideológico de la sociedad, los mismos que manejaron una imagen negativa porque este bandido negro, se había convertido en un dolor de cabeza, y había de combatir esas posturas peligrosas que pretendían modificar las condiciones de la sociedad reinante.
Estos actores de la sociedad colonial, habían saltado a la arena política y exigían reivindicaciones para sus congéneres, ese era el reclamo desde hacia décadas en la conciencia social: restitución de tierras comunales, reconocimiento de sus representantes y abolición de la esclavitud, entre otras. Los actores sociales, como Gordiano, pasaban a primer término no con manifiestos o discursos, sino que era a través de las armas en la mano, como ponían en entredicho al poder colonial, a sus instituciones y autoridades.
Quizá no encontremos un ideario definido del pensamiento de Gordiano Guzmán, es probable que no nos alcance para tanto, el solo luchaba contra la injusticia y escuchaba a otros líderes que daban razones del porqué de la lucha; él y otros como él, no eran los ideólogos de la lucha por la independencia; si buscamos un ideario tenemos que leer a Hidalgo, sobre todo a Morelos, a Ignacio Rayón, a Andrés Quintana Roo, a fray Servando Teresa de Mier, ellos son algunos de los teóricos quienes tenían una visión clara, sabían a dónde querían llegar y como podían lograrlo, Gordiano y otros líderes como él eran solo los operadores de la lucha.
La distinción de los paladines insurgentes resultó mas bien de sus cruentas luchas armadas contra quienes se oponían a sus afanes de libertad, que de planteamientos ideológicos precisos y sistemáticos, capaces de vestir sus acciones y de abrir paso al futuro (…) se convirtieron en los portavoces y defensores de las masas que los siguieron.[2]
Una clase social busca someter a su antagónica, a costa de lo que sea y alega defender sus valores morales contra la turba que todo destruye, así también en la revolución de independencia la clase del partido español se sentirá amenazada y buscara eliminar a los grupos que pretenden sacarla de su posición de poder.
Situémonos en septiembre de 1810 y reflexionemos, ¿Qué representaba la independencia en 1810 para Gordiano?, ¿Qué representó esa lucha durante los primeros meses, luego a los cinco y diez años después?, ¿Al final de la lucha, cuál fue para él, el atractivo de las ideas republicanas? No se trata de subirlo en un pedestal, pero tampoco sacrificarlo, sino conocerlo tal cual; a fin de cuenta humanos, tuvieron virtudes pero también errores.
Es probable que al ingresar Guzmán a la revolución independentista era atraído por la guerra a los hacendados ricos españoles de su región, quienes representaban la opresión de indios y mulatos y él tenía sangre negra, así que muy posiblemente se presentó a la lucha por revancha y rapiña, y no por las ideas de libertad. Como inició atacando a los peninsulares y sus propiedades, el gobierno español lo clasificó como “insurgente”, es probable que todavía no hubiese llegado a esa etapa, no sino hasta el contacto con insurgentes con un programa y metas que alcanzar, como es el caso de Morelos, así como conocer su ideario, eso tuvo que lograr transformaciones en Guzmán y solo entonces podemos entender la evolución de su pensamiento independentista.
Al paso de los años, Gordiano Guzmán había consolidado su poder a tal punto, que se convirtió en un “cacique”, entendiendo que el cacique controla un amplio territorio y le interesa el poder para utilizarlo en su provecho y de algunos servidores, es decir, se convierte en un dispensador de favores a través de una amplia red de estricto control y poder.[3] Todo amparado en la lucha libertaria, empieza a creer en ella, pero al presentarse oportunidades para mejor posicionarse, no duda y toma ventaja de ellas.
Estos guerreros montados, eran proclives a obtener una autonomía regional a través de los hechos de armas e imponían en su área de control, libertad administrativa, económica y política, así como el manejo de la justicia civil y militar de manera unipersonal, aunque siempre con el embozo de ser una decisión unánime; desde esa posición tejían sus redes territoriales de vigilancia, intervención y decisión, esas ventajas les conferían el miedo de unos y el prestigio y respeto de otros; desde esa posición gracias a un sistema de recompensas materiales, construían o sustentaban su dominio para dar legitimidad a sus decisiones de control personal.[4]
Gordiano inicia entonces su lucha siempre contra el poder español, primero como forajido, luego viviendo en una simbiosis entre cacique y jefe insurgente y finalmente como un convencido y recalcitrante republicano, sin embargo su fase como cacique en su carrera militar, será una sombra, un lastre que lo perseguirá toda su vida.
[1] …casi todas las bandas ambulantes y muy feudalizadas compuestas por indios de los pueblos y otra gente del campo, tenían cabecillas que no eran indios. La otra rebelión, la lucha por la independencia de México 1810-1821 Eric Van Young; Fondo de Cultura Económica, México 2006 pág. 313.
[2] La independencia en la Nueva Galicia J. Ma. Muriá; Dpto. Educación Pública Jalisco, México 1985, pp. 38-39; The mexican wars for Independence, Timothy J. Henderson; Hill & Wang New York 2006 pp. 26, 74-75
[3] …la apabullante mayoría de los cabecillas locales de la insurrección provenían de grupos sociales no indígenas… Esta gente más bien funcionaba como puntos de cristalización de las energías políticas populares y la movilización logística de la insurgencia rural a través de redes más tradicionales de estructuras políticas, amistad, parentesco y clientelismo en el pueblo… Si bien sería un error pintar a todos ellos con las mismas tonalidades oportunistas de hombres como Chito Villagrán (quien falleció relativamente pronto), varios cabecillas insurgentes (Gordiano Guzmán, por ejemplo), sobrevivieron a la época insurgente para establecer cacicazgos locales sobre buenas bases. Van Young, p.873
[4] …mientras que otros (por ejemplo Gordiano Guzmán, famoso cabecilla insurgente de la región costera del Pacífico) negociaban durante años imponiendo condiciones imposibles, con las que desalentaban a sus adversarios a la vez que lograban hacerse propaganda. Van Young, p. 236
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